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sábado, 22 de agosto de 2015

"No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas", Laura Norton.

Supongo que el título de este libro os ha llamado la atención. Eso es exactamente lo que me pasó a mí cuando lo vi en la biblioteca, y es justo lo que la autora del mismo pretendía con semejante nombre y portada. Y lo mejor de todo es que, por mucho que pienses de qué puede tratar, no podrás averiguarlo si no es leyéndolo. Así que salí tan contenta de la biblioteca con el libro bajo el brazo, como si me llevara un tesoro digno de ser descubierto.


Reconozco que me llevé una pequeña decepción una vez leí el primer capítulo. Pensé, "Oh vaya, es de amor...". No soy muy amiga de las novelas de amor, y eso que en el fondo soy una sentimental reprimida, pero donde esté la novela negra... Aún así le di la oportunidad que se merecía, y continué leyéndolo, capítulo tras capítulo, en cada ratito libre que tenía, acostada en la cama antes de dormir hasta que me vencía el sueño... hasta que por fin lo terminé y pensé, "Ha merecido la pena".

Me ha gustado en parte porque me he sentido bastante identificada con la protagonista, Sara Escribano, una chica de 27 años que se está preparando para unas oposiciones que, en el fondo, no son el verdadero objetivo de su vida (yo tengo 27 años y voy a empezar a preparar unas oposiciones). Así que un día se le cruzaron los cables y decidió que se iba a dedicar a la moda, que es lo que realmente le gustaba. Y haciendo oídos sordos a la postura negativa de sus padres y su hermana pequeña, se lanzó a la aventura de la moda, pero como plumista. Sí sí, creando piezas armadas y customizadas con plumas naturales. 
A partir de ahí su vida se volvió un caos: se le metieron en casa su hermana, su padre, su novio (con el que la relación hacía aguas a pasos agigantados y sin querer darse cuenta), y el gran amor de su adolescencia... ¿Cómo? ¿Por qué? Hasta ahí puedo leer.

Sinceramente, es el personaje de ficción con más mala suerte que he conocido en mi vida. Le sale todo absolutamente mal y al revés, tanto en lo sentimental como en lo profesional. Y le pasa constantemente. Por suerte, en eso no nos parecemos. Yo no soy tan valiente como Sara Escribano para dejar de lado unas oposiciones, que te aseguran un futuro si apruebas, por el sueño de mi vida, la moda, que para mí es una quimera, aunque de manera autodidacta y casi como hobbie lo estoy intentando. Pero tengo los pies en la tierra...

En fin, si por algo no me gustan las novelas de amor es porque, por regla general, todas suelen acabar bien. Y por desgracia, en la vida real no siempre sucede de esa forma. A mí me gustan las historias lo suficientemente realistas como para creer que podría suceder. Pero supongo que en eso se basan las novelas, ¿no? En aportar algo de creatividad a la vida, en hacernos soñar o imaginar por un lapso de tiempo que hay cosas, por imposibles que parezcan, que pueden suceder. Y nos suben el ánimo y la autoestima. Aunque no sé hasta qué punto eso es sano...

¿Vosotr@s qué opináis al respecto?
No obstante, os animo a que la leáis porque os va a entretener y hay partes de la historia en que no puedes evitar sonreír. Esas reacciones inconscientes hay que valorarlas cuando se trata de una novela.

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"Miraba a todos lados buscándolo. Porque aunque quería olvidarlo, deseaba con todas mis fuerzas encontrarme de nuevo con él".

"Ahí me di cuenta de que el amor, cuando llega así de esa manera, duele".

"Porque eso es el amor, ¿no? Ser capaz de abandonarlo todo, aunque sea la peor idea, aunque sea un disparate, solo porque no puedes soportar la idea de perderlo".

"Hay amores que duran toda la vida, y otros un fin de semana".

.Estelle.

1 comentario:

  1. Lo tengo como eterno pendiente... por el título precisamente pero como es un género que no me atrae... pues ahí sigue, esperando!

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