"El túnel", de Ernesto Sabato.

Si bien algo tan deleznable como quitarle la vida a otro ser humano no puede tener justificación válida, resultará ambiguo que una de las mejores novelas de Ernesto Sabato trate precisamente de eso. Pero así es. 

No os asustéis, esto no es spoiler. El mismo protagonista de la historia, que la narra en primera persona, lo avisa prácticamente desde la primera página. Y ese hecho es lo que te mantiene enganchado hasta el final. ¿Ha matado a la mujer de su vida? ¿Lo reconoce? ¿Por qué? A leer.

A mi parecer, cualquiera diría que se trata de una apología del pensamiento de un celoso enfermizo, pero en este caso llega más allá que un simple ataque de celos. Es increíble cómo el amor a primera vista puede convertirse en una obsesión que te prive de dormir y respirar con normalidad, hasta el existir se te hace insoportable. Asusta leer al narrador de este tremendo crimen y darte cuenta de que algunos de sus sentimientos han formado parte de ti alguna vez. Pero es lo que tiene el amor, ¿no? Es tan maravilloso como doloroso y traicionero.  

"El túnel" es una metáfora bien construida de la oscuridad que alumbra su vida, y la luz que lucha por alcanzar pero que él mismo apaga de pronto. Reflexiones que te impiden razonar correctamente, o que por el contrario te despejan de toda clase de dudas. Inseguridades que te confunden, o que finalmente resultaron no ser inseguridades, sino una realidad bien camuflada. Un sentimiento llamado amor que nunca lo fue de verdad.

"Quedamos en vernos pronto. Me dio vergüenza decirle que deseaba verla al otro día o que deseaba seguir viéndola allí mismo y que ella no debería separarse ya nunca de mí".

"La muerte no me gusta. Pero, no obstante, muchas veces me atrae".

"No me importa lo que puedas hacerme. Si no pudiera amarte me moriría. Cada segundo que paso sin verte es una interminable tortura".

"Existió una persona que podía entenderme, pero fue, precisamente, la persona que maté".

.Estelle.