-¿Qué va a pasar ahora, Marcos?-,
preguntó Ágata temiendo la respuesta, mientras tapaba con las sábanas lo que él
llevaba años viendo.
-Siempre haces la misma pregunta
y al final nunca pasa nada. De hecho, siempre pasa lo mismo-. Su voz sonaba
algo agotada. Pero podía verse en sus ojos vidriosos al contemplarla que no era
culpa de ella. El pelo negro enmarañado de Marcos transportaba a Ágata al
pasado, y eso apenas le agradaba.
-Pero esta vez va en serio-. Ella
le devolvió la mirada, también vidriosa, además de acuosa.
-Estoy harto de oír eso. Siempre
va en serio y nunca pasa nada.
-No te enfades.
-No me enfado. Tampoco serviría
de nada. Duraría escasos minutos.- Apartó los ojos sobre ella para desviarlos
hacia la lucha entre el cristal de la ventana y los golpes de la lluvia.
-Tienes todo el derecho del mundo
a enfadarte durante más tiempo. Lo merezco.- El tono de su voz aportaba
sinceridad, y ambos lo sabían.
-Desde luego que tengo derecho,
pero no valor. Te quiero demasiado para permitirme el tener miedo a perderte si
me enfado-. La lluvia seguía cayendo cual banda sonora.
-Ya me perdiste hace años.
¿Recuerdas?
-Pero tú sigues viniendo.
¿Recuerdas?- Volvió a clavarle la mirada esperando una respuesta más que obvia.
Tan obvia que se hizo el silencio. Incluso la lluvia calló. -¿Qué excusa has
dado a tu marido esta vez?-
-No he necesitado una excusa. La
verdad es que últimamente no las necesito.
-No claro. Ahora tienes motivos
para irte, lo cual es mejor para ti.- Le apartaba un mechón pegado a la cara
por el llanto. Era más bonita cuando lloraba.
-¿Lo mejor para mí? En tal caso LO
MEJOR PARA TI. No niegues que te ríes por dentro cada vez que te llamo, porque
sabes que cuando lo hago es porque sufro. Por Trévor.- Se sentía demasiado
ofendida para continuar compartiendo cama. Se levantó alborotada frente a él,
sin sábana que la tapara.
-Sufres porque te encanta. No
sacaré a relucir el tema del divorcio una vez más. Ya has demostrado que de ser
así, terminaría todo esto. Y no es lo que quieres. ¿Me equivoco?
-¿El divorcio o seguir viéndote?-
Ella sabía que ambas cosas eran lo mismo, pero había que ganar terreno. Se
sentía acorralada. Se sentía así cuando la verdad le dolía y se metía de por
medio, dejándola indefensa.
-¿Hay alguna diferencia?- Cogió
uno de los cigarros de Ágata y lo encendió. La conversación se estaba poniendo
interesante. Le gustaba verla así. Sin saber qué decir. Sin nada que le tapase.
-Ya sabes qué diferencia hay-.
Mintió a la defensiva.
-Exacto. No la hay. Si te
divorcias de Trévor, te separas de mí. Nunca lo entenderé, pero es así.
Silencio. Sábanas arrugadas. Cuatro paredes
sordomudas. Lágrimas en el cristal. Penumbra. Y una
noche muy larga. Pero el frío no cesaba.
Qué fuerza tienes escribiendo! Me encaaaanta Estelle!!!! Sigueee, sigueee... quiero más!!!!!!!! Me tienes enganchadísima!!
ResponderEliminarBesiiiis!!!!
Me gusta sí señor!!!escribes muy bien, yo no sería capaz de escribir así. Con ganas de más. un saludo
ResponderEliminarPor qué se separa de él? Me gusta mucho! Sigo :-)))
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